Vive Entre Nosoros

“Respóndeme creyente: Dime, dime.
¿Dónde está Jesucristo?
Porque si dicen que ha resucitado,
que mora entre los vivos,
yo quiero cerciorarme; quiero verlo.
Años ha que lo busco y no lo he visto.”
Con pérfida sonrisa y tales frases
a discutirle me retó un impío.
Y respondile: “aunque subió a los cielos
después de haber resucitado, quiso,
(puesto que es Dios, y por lo tanto pudo,)
quedarse entre los vivos.
En cuerpo y alma vive entre nosotros,
en los templos católicos cautivo.
Cautivo, por amor, en el Sagrario.
Cautivo por amarte, hermano mío.
Lo buscas con los ojos de la carne...
búscalo con los ojos del espíritu;
que es muy humilde y la humildad lo tiene
oculto y calladito
y quiere que también humildemente
lo busquemos sus hijos.
Póstrate ante el Sagrario, dócilmente,
de tu vida pasada arrepentido.
Descarga tu conciencia de su lacra
ante uno de sus múltiples ministros;
déjalo descender hasta tu alma
hecho Pan Eucarístico,
y, no lo vas a ver; te lo aseguro;
¡pero vas a sentirlo!
Vas a sentirlo en ti, que es más que verlo,
porque su amante Corazón divino,
al descender al compungido tuyo,
le prestará sus cálidos latidos.

José A.del Valle
6 de Sep. de 1982