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Prólogo 

por su hija Carmen Teresa del Valle


“¡Mira que quiero cantar contigo las Misericordias del Señor”!

Despedida efusiva y siempre alegre con la que José Andrés del Valle hubo de darle a muchos de sus amigos antes de partir a la Patria Eterna y verdadera.

Porque amó mucho quería ser “uno con todos”: europeos y americanos, asiáticos y africanos. Este canto de amor universal era el que también mi querido padre tenía en mente, alma y corazón, cada vez que se sentaba a escribir tanto sus poesías como la prosa.   Por eso un título a sus poesías bien pudiera ser Música de Poesía... y como complemento: para evangelizar a todos los pueblos por donde él pasó

Muchas veces me hacía notar cómo tenía música la buena poesía. Así lo recuerdo cuando siendo yo jovencita hablábamos cómo evaluar la música ante la poesía:

“La poesía es superior a la música porque le da más peso al mensaje que a la recreación. Es más vibrante la poesía. La música seduce y pasa, pero la palabra, si eleva el alma a Dios, cambia al hombre y lo hace sabio. Además, por tener medida, es ya música. ¡Es muchísimo mejor la poesía!” (*)

De esta suerte podía llegar al pueblo común con más facilidad para evangelizarlo. Este era su empeño, y por tanto, la configuración de sus “huellas digitales”. Y a propósito de estas, escuchémosle ponderar las del Padre Creador cuando así le cantó: (**)

“¿Qué cosa es la belleza que en las cosas
han dejado tus manos? ¡Santo Dios!
Y  Este, que es padre y que me escucha siempre :
-¡Mis huellas digitales!, -respondió.”

Y ahora, dejamos ante ti, querido lector, para que cantes al meditar las exquisitas huellas digitales de José Andrés del Valle y Valdés.

Carmen Teresa del Valle y Rodríguez

(*)   Ver su Obra No. 938 "Música y Poesía" entre sus poesías Líricas
(**)  Ver su Obra No. 1124 "La Belleza, ¿Qué es?" entre sus poesías Religiosas